MINNIE

Minnie, una cruza de pitbull y boxer, estuvo amarrada a un árbol cuando era una cachorro y repetidamente fue atacada por otros perros como parte de su entrenamiento como perra de pelea en Louisville, Ky. Fue rescatada después de que sus abusadores huyeron dejándola por muerta, con su piel abierta e infectada. Hoy, un año y medio después, Minnie tiene una gran cicatriz en forma de silla en su lomo, y se aterroriza al ver hombres altos o perros grandes. Sus padres adoptivos, Megan y Greg Cabb, pasaron semanas curándola hasta que sanó. "Yo lloraba cada vez que tenía que limpiarla", recordó Megan. "Estaba cubierta de profundas marcas de mordidas".

La mayoría de los perros de pelea no son tan afortunados. Si no mueren de heridas sufridas en el ring ni son matados por sus dueños, frecuentemente se les aplica la eutanasia porque son considerados demasiado peligrosos para reingresar a la sociedad. Los pocos que sobreviven procrean más perros de pelea, y sus cachorros entran en un horrible mundo donde la supervivencia del más apto no es un cliché.

Las peleas de perros son ilegales en los 50 estados de EU y se consideran como un crimen grave en todos con excepción de Idaho y Wyoming, pero ninguna oficina hace seguimiento a las cifras de arrestos por esta causa en el país. Los grupos de defensa animal y los responsables de que las leyes se cumplan miden su popularidad mediante los reportes en los medios y las demandas en las cortes. Por la actividad en la internet, el número de publicaciones y el simple hecho de que muchos refugios para perros estén inundados con pitbulls, por mucho la raza de pelea más popular. Según Mark Kumps, miembro de la National Illegal Animal Fighting Task Force, las peleas de perros están aumentando en todo el país. "Es un negocio de miles de millones de dólares", afirma Kumpf, "y esto se debe a que lo han popularizado en la industria del entretenimiento a través del hip-hop, el rap, y los deportes profesionales".

En 2006, pet-abuse.com encontró 122 casos sospechosos de peleas de perros en todo el país (114 con pitbulls), pero esa cantidad sólo representa una parte de los casos. Muchos departamentos de policía no reportan estos casos, y muchas ciudades no anuncian que confiscan perros porque se ha sabido que los dueños los recuperan robándoselos de sus instalaciones. Wayne Pacelle, presidente de la Humane Society of the United States, comenta que al menos 44,000 personas están invlucradas en el negocio, sin incluir a los espectadores. Lo compara con las peleas en el Coliseo Romano: "Esto viene del mismo lugar oscuro en el espíritu humano".

Las peleas callejeras pueden involucrar a muchas razas y son mucho menos rituales que las llamadas profesionales, cuyos promotores miran con desprecio a los alborotos desorganizados.

Los dueños utilizan costosas caminadoras para mantener a los perros en condición de pelear, y algunos utilizan el enfoque del palo y la zanahoria -la zanahoria es un gato vivo colgado frente al perro para mantenerlo corriendo.

(V.Newsweek en msnbc.com del 18 de julio de 2007).

Existen tres tipos básicos de peleas de perros. Están las peleas profesionales -odio usar la palabra profesional y pelea de perro en la misma frase. Están las de aficionados o personas que aspiran a ser peleadores de perros profesionales, y las peleas callejeras, los pandilleros que torturan a sus perros y que pelearán contra cualquiera.

A nivel profesional están muy bien organizados. La clandestinidad es muy fuerte. Las peleas se arreglan por teléfono o por la Internet y se realizan en lugares neutrales para ambas partes. Los perros pelean en muy estrictas clasificaciones por su peso. Los que no cumplen el peso pactado pierden por default, lo que puede ser muy costoso. Hace algunos años en una pelea en el Este, la policía decomisó US$ 500,000 a los participantes y espectadores.

Por razones de seguridad, el público es lo más reducido posible.

Si un perro se niega a pelear o huye, se acabó. Si un perro es rápido, golpea y se va directo a la yugular, ya la hizo. Si hay una fractura en una pata, se acabó. Las fracturas son comunes. Se trata de ver qué tanto castigo soportará el perro contrario antes de rendirse o quedar incapacitado para seguir peleando.

Lo más probable es que se detenga a los perros antes de que mueran, pero hay muchas cosas fuera de control y todo depende de lo buen veterinario que sea el dueño. No puede llevarse un perro de pelea al veterinario de la colonia, porque éste haría una denuncia. La mayoría de los dueños practican su propio estilo de medicina veterinaria. Los perros mueren por infecciones, por shock después de una pelea o por lo mal heridos que quedan. La muerte en el ring probablemente no sea tan usual como uno pudiera creer.

Los que se dedican a esto piensan que es un desperdicio alimentar a malos peleadores que no darán utilidades. Se deshacen de ellos muchas veces electrocutándolos. Eso es enfermizo.

Esos perros son acondicionados, no entrenados. Durante el acondicionamiento para la pelea son ejercitados con regularidad. Se vigila su dieta y se vitaminan. Se monitorea su peso.

El nivel que llama más la atención es el callejero porque es a la vista de todos y lo practican pandillas. Estas usarán cualquier cosa de cuatro patas, preferentemente si parece un pit bull, pero también "rots" o cualquier otra cosa. Pero las peleas profesionales están allí y es muy difícil encontrarlas. Realmente es difícil decir qué tan grande es el problema, pero está extendido.

Utilizamos informantes, nos llama gente de los vecindarios, utilizamos pistas tan simples como alguien que al pasar observa a un montón de perros amarrados. La gente ama a los animales y cuando observa algo que no parece correcto se lo informan a alguien y esto es filtrado hacia nosotros. Hay informantes, gente que piensa que le hicieron trampa en una pelea y que acusa a los organizadores.

Odio dedirlo, pero hay involucrados oficiales de policía, atletas profesionales, obreros, delincuentes. Es una bolsa surtida.

Y hay gente que ama a los aimales y que haría cualquier cosa para detener a estos payasos, incluso meterles un balazo.