Anoche soñé con un mundo muy diferente al nuestro, pero la mañana me expulsó de esa quimera arrojándome a la desgarradora certeza de que nada había cambiado, de que todo seguía exactamente igual que antes de cerrar los ojos e imaginar ¿un imposible?
Allí donde me llevó desconozco si el deseo o el dolor, el hombre había dejado de maltratar y de asesinar a otras criaturas amparándose en la diferenciación de especies. Los rifles de los cazadores permanecían mudos y, ¿saben qué?, era mentira que se produjese una superpoblación de zorros, de jabalíes o de venados, pues todos ellos eran capaces de autorregularse sin necesidad de llenar de plomo sus vísceras
Nadie vestía abrigos de pieles y el frío no causo por ello víctima alguna; ni se perdió la belleza, al contrario, se ganó, pues no volvimos a contemplar la terrorífica imagen de un cuerpo desollado. No había animales encarcelados durante años en un zoológico, muy lejos de su entorno natural, y tampoco ejecutaban, obligados por el miedo al castigo, ridículos números en la pista de un circo. Y a pesar de todo, los niños siguieron riendo y aprendieron mucho más acerca de otras especies, porque los documentales se las mostraban en su verdadero hábitat.
Ya no se criaban perros y gatos para ser vendidos en las tiendas como si de tamagotchis se tratase. Por eso las jaulas de las perreras fueron vaciándose, los habitáculos destinados a las ejecuciones resultaron inservibles y poco a poco, dejamos de ver sus cuerpos aplastados en los arcenes. Los toreros tuvieron que aprender a ganarse la vida sin ejercer la tortura y los lanceros de Tordesillas a celebrar sus fiestas sin hundir sus picas en el cuerpo de un toro.
La gente, comprendió que era posible alimentarse de un modo saludable sin necesidad de que millones de animales fuesen ajusticiados cada día, y por lo mismo ya no hubo más criaturas estabuladas durante años y sometidas al más atroz de los maltratos físico y psicológico imaginable. En ningún laboratorio se volvió a verter ácido en los ojos de un simio y aún así la ciencia no se estancó, como tampoco lo hizo cuando dejó de haber cobayas humanas.
Anoche soñé, ¿con una utopía? Tan irrealizable, posiblemente, como la de todos aquellos que a lo largo de la historia concibieron un mundo sin esclavitud, feudalismo, sacrificios humanos o quema de herejes, brujas y homosexuales. Un mundo más justo y solidario, en el que el culto a la violencia constituyese un delito y no un negocio, ni tampoco una diversión o una tradición transmitida de generación en generación, para vergüenza de padres, quebranto de hijos y condena cruel e inmerecida de todos aquellos que no pertenecen al género humano.
5 comentarios:
Olá amiga Victoria!Parabéns por seu trabalho incansavel em prol dos animais!!!
O mundo precisa de pessoas como você!
bjosssss
Por Dios después de ver esto me averguenzo de mi misma , de mi raza y no sé si soñar y actuar arreglará algo , no lo sé. Que duro. Un abrazo.
Ojalá ese mundo, con el que la mayoría soñamos, se haga realidad algún día, eso nos haría dignos de llamarnos "seres racionales". Saludos cordiales. Feliz semana.
Yo creo que después de llevarnos las manos a la cabeza al darnos cuenta que nos hemos convertido de verdaderas bestias y que son ahora los animales los que gozan de nuestra perfecta humanidad, no podemos quedarnos sólo en la incredulidad, la vergüenza o el deseo de un mundo mejor... Porque de ese desastre somos los autores y, por tanto, estamos obligados a subsanarlo... ¿Qué es difícil? ¿Qué habrá cuestiones casi imposibles? A nadie se le pide que acabe con la matanza de focas en Canadá, pero sí puede contribuir, por ejemplo, otorgando su firma en contra a Greenpeace, como hacen miles y miles de personas; y esas firmas luego son llevadas a los tribunales internacionales correspondientes... Pero lo que sí podemos hacer y está al alcance de todos es cuidar nuestro entorno, denunciar los abandonos, así como el maltrato y cualquier otra crueldad que veamos que se hace contra cualquier ser vivo, y, por supuesto, intentar detener esas terribles acciones, hacernos voluntarios de organizaciones protectoras de animales, o hacernos socios y hacer donaciones, participar en los actos que convocar estas organizaciones...En fin, hay muchas formas de defender y ayudar a nuestros amigos los animales, pero lo que jamás debemos hacer es quedarnos en el simple "Dios mío, qué horro"... Porque ¡Nos necesitan!
Enhorabuena, Victoria, por tu entrada, y por el magnífico giro que está tomando tu blog... ¡Felicidades de corazón, pajarito con cola! (no sea que crean que te la he cortado y me denuncien...)
Y... Sabina hasta la muerte!
Yo también sueño con este mundo como tú Victoria y no creo que sea una autopía, sólo hay que luchar pra conseguirlo, un abrazo con todo mi cariño.
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